Para el niño o niña que hay dentro de nuestro...


Alin, todas las noches se dormía mientras su abuelo, le contaba un cuento. En ese momento comenzaba una nueva aventura, una nueva emoción por saber con qué mundo se iba a topar. Recuerdo la primera vez que conocí al abuelo de Alín, yo era una soñadora empedernida y como tal me fascinaba la capacidad imaginativa que este sabio había desarrollado.
Alín era un chico de ocho años, tenía la tez morena y los negros al igual que su cabello largo, sujetado siempre por una cinta que según decía la tradición, servía para alejar a los malos espíritus de las almas jóvenes y puras, pero no solo destacaba en su rostro esa cinta sino el colgante que llevaba en el cuello.
Cuando llegue como una europea más a ese pequeño pueblo de África, no sabía muy bien qué encontraría, recuerdo que estaba asustada, cosa normal en mí, pero muy decidida y segura de lo que allí iba hacer.
La primera personita que me conmovió y captó mi atención fue Rico, el abuelo y sabio de la aldea en la que decidí pasar unas fugaces vacaciones.
Las conversaciones con Rico, eran del todo interesantes, era alguien que de una cuestión complicada podría extraer el lado más simple y fácil, o como un verdadero filósofo que yo así lo veía, te ayudaba a dejarte llevar por las palabras e ideas que por tu mente nacían y juntas evocaban una frase. Sabía enseñar sin que tú te dieras cuenta y ese era quizás el secreto.
Una noche cuando el poblado estaba reunido en la fogata, fotografié con mis ojos todos los rincones que ese paraíso para algunos y caos para otros me había aportado durante mi estancia en él. La puesta del sol dejando un cielo completamente rojizo y anaranjado que conectaba con el aura de la persona, que mirándolo te cargabas de energías, recomponías todo lo que había fallado, cogiendo más fuerzas. Este acto poca gente lo conoce, pero en cuanto vine quise contárselo a mis más allegados aunque eso no cambio mi añoranza hacía esa sabana y montañas onduladas por las que más de una vez acompañe a las mujeres a coger agua para el poblado mientras los maridos trabajaban en el campo y los pequeños asistían a clases o jugaban con lo más insignificante.
Cuando les veía jugar con una pelota que tenían de los voluntarios, me emocionaba no por el buen juego que practicaban sino por la sensación de satisfacción y de seguridad que ellos tenían, pues un día era un balón pero otro día podía ser una simple piedra o rama d una palmera la que les divertía en sus juegos, realmente sus sentidos creo que estaban más desarrollados que el de los chicos de mi país, los cuales recordaba viciados a un aparato con videojuegos.
La tranquilidad, la calma y sobretodo la perseverancia eran las armas que estos niños habían empleado para no dejar de luchar y seguir soñando con un mundo más adecuado a sus posibilidades, aunque nunca les oí quejarse, no pedían más de lo que tenían, eran felices.
Las tradiciones y leyendas en estos poblados prevalecen durante siglos y son contadas por el anciano de la aldea, y éste no era otro sino que el abuelo de Alín. Por eso por las noches los niños lo rodeaban y juntos viajaban a nuevos mundos, aprendían cosas esenciales para la vida, pero todo ello con calma, paciencia y serenidad.
Tal y como les decía el viejo debían de observar las estrellas, ellas en los momentos de perdida les ayudarían a encontrarse pero debían de ser pacientes, no por más querer y correr se conseguían vencer miedos y eso era cierto, a mi me gustaba escucharle, cada enseñanza me la aplicaba a mi vida y con ella intentaba ser mejor persona, es decir, mejorar mi persona para yo sentirme mejor.
La luna es un amuleto y en las noches salen los ángeles a proteger a las personas de los males que les pueden acechar, siempre creí en ello, pero aún más cuando vi que realmente el colgante de Alín era un cazador de ángeles, un amuleto que le protegía de todo mal, como él la mayoría de los niños lo llevaban en sus cuellos, y nunca se lo quitaban, era como tener su persona protegida y a su vez su alma.
Pero sería la última noche cuando me ensimisme en el cuento que Rico le contaba a Alín en su cabaña, mientras el nieto dormía él le decía:
“Había una vez un hombre que no sabía lo que le ocurría, sólo quería tenerlo todo controlado, y él era feliz, pero no se paraba a mirar a su alrededor, protegía a su familia pero no pensaba en si lo que hacía lo hacía del todo bien, dado que siempre quería intentar controlar todo, pensaba pues que su posición era la adecuada. Un buen día, las hijas del hombre como niñas crecieron y pasaron a ser dos bellas mujeres que con suma precaución, comenzaba a vivir y adquirir responsabilidades, su nivel de exigencia era tan elevado, que su padre en ocasiones les decía que frenasen, pero una de ellas no podía.
Un buen día la joven Perla, así era su nombre, miro el cielo, vio las estrellas, y se sintió segura tras respirar y tomarse con calma el trabajo del hogar que debía hacer, al acabar ,se fue a la cama y se durmió leyendo un libro.
A la mañana siguiente, su padre vio como estaba la casa, y no le parecía según sus manías las forma correcta de haberla dejada, había ocurrido algo, que Perla estaba deseando lograr , dejar de exigirse tanto y no obsesionarse con dejarlo todo controlado y ser perfecta. Su padre no ceso de repetirle numerosas veces lo que opinaba y cómo él hubiera hecho las cosa.
Los años pasaban y la situación era la misma, pero poco a poco, adquirió más seguridad, a pesar de creer que las alas de protección de su padre siempre estaban capeando sobre ella y en ocasiones le asfixiaban, porque le hacían auto exigirse y ser lo que no quería ser porque sabía dónde eso le conducía…
Finalmente el padre, logró entender que el nivel de exigencia suyo era muy alto, era un perfeccionista empedernido, y su hija también.
Sólo que ella había tenido el valor de plantearle mil veces la situación que vivía al comentarle que la persistencia de repetición y la poca seguridad que los comentarios de su padre le trasmitían suponían en ella una carga peor que la que ya ella se autoimponía.”
- Pero como antes he dicho querido Alín.- decía el anciano.
“La muchacha consiguió vencer las barreras, llegar a ser ella y olvidarse d la autoexigencia que se imponía e indirectamente le imponían. Intento establecer el dialogo, pero no se llego a un pacto, por eso decidió cambiar su mundo y demostrar lo feliz que podía ser si ignoraba la exigencia suprema q le indirectamente imponían y las opiniones de los demás.”
Con esto mi querido Alín, quiero decir que siempre has de dialogar, luchar y hacerte respetar pero de una forma correcta, mostrando tu madurez, crecimiento y fe en ti.
Para exigir a los demás primero has de saber exigirte a ti y luego podrás exigir al resto pero no impongas tu grado de exigencia, porque cada persona es un mundo y como mundo que es , será diferente de todos… Sólo sigue la luz y ella te guiará como un faro en el mar perdido.
Esta fue la lección que aprendí con Alín y Rico, ellos me enseñaron muchas cosas, como disfrutar más de las pequeñas cosas, no querer más de lo que ya se tiene, porque eso es sólo un deseo de ambición en determinadas situaciones. Debemos de ser nosotros y respetar nuestra identidad…Este cuento se lo leo todos los día a Carolina, que espero un día pueda disfrutar del mundo como yo lo estoy haciendo.

"¿Qué es la vida? Un frenesí.¿Qué es la vida? Una ilusión,una sombra, una ficción,y el mayor bien es pequeño;que toda la vida es sueño,y los sueños, sueños son"

Calderón de la Barca







Déjate caer, tu cuerpo irá bailando hasta el anocher, ligero y sin ningún fervor cuando acabes los juegos con los niños los cuáles no dejan de correr a tu alrededor unos brazos te esperarán...¡corre, sueña, salta y ríe!.

Hoy tu cara es tú alma, transparente y pura como el agua cristalina, no te entretengas con seguir la melodía del piano, no te caes, estás en el aire girando alrededor de tu vida, tu mundo, junto con el viejo árbol que te ha visto crecer, pero sigue bailando y sintiendo las emociones en tu cuerpo.

El maniquí....

Un día iba caminando por la calle, de pronto sentí como alguien me observaba, mire de reojo, seguí caminando y la lluvia acompañaba mi caminar.
Era un día gris, en ese momento visualice en mi cabeza el mar, la playa, como las olas rompían junto con las rocas volcánicas de la arena.
Había algo que me preocupaba, no sabía qué hacer, qué decir mi alma estaba como un pequeño fantasma perdida en el ambiente húmedo. Creo que se parecía a una pequeña nube grisácea que sin destino iba perdida en busca de una respuesta.
En el fondo, cuando sentía que alguien me observaba temía que fuera ella, tan perdida en un silencio que solo oía gotas, hacía que se apoderaba de mí, y que de ella sintiera miedo.
Al pasar por un escaparate, me paré, ojeé todo lo que en el espejo se veía, todo parecía normal, simplemente se veía el reflejo de los maniquís del expositor anterior, y los viandantes caminando y dándose codazos y chocándose los paraguas.
Mis piernas d inmediato se pusieron a caminar, así que por un momento olvidé todo lo que a mi alrededor había.
Me concentre en saber qué es lo que ocurría en mi interior, no logré descifrar qué era, parecía que me encontraba en un rompecabezas, una adivinanza y no podía solucionar ese fácil juego de palabras que me había planteado mi interior y que estaba pudiendo conmigo. La sentía estaba allí como si fuese un pequeño baile de una danza tradicional, la nube grisácea se apoderaba poco a poco del tiempo, pero no conseguía vencerme.
Al final volví a sentir q me observaban me detuve y en ese momento el cristal del escaparate no sólo mostraba el reflejo de la tienda anterior, la gente caminar y ruborizarse al chocar. En eso vi como me aparecía un pequeño mensaje en el cristal, creo que nadie lo veía sólo yo, porque la gente pasaba y no se detenía y por más que me volviese para saber cómo reaccionaban nadie se inmutaba.

“Hola soy una chica pasaba por la calle y al verme reflejada en un escaparate creí ser la sosa e imberbe que allí inmóvil era y no estaba, al otro lado el escaparate. De repente me sentí ridícula creyéndome un y perdonar por la expresión, puto maniquí. Prefería ser el color naranja del sol antes que un maniquí…un día tropecé con una de las juntas que hay entre baldosa y baldosa de la calle, estuve a punto de pegarme un morrazo que flipas…. Logre corregir a tiempo y yo sola empecé a reírme. Ese día comprendí al final de todo esto que lo que más importaba era la cara y no ser y perdonarme por la expresión, un puto maniquí… “

La verdad es que puesta a pensar que quería ser, mejor algo que jamás hubiera visto o sido seguí caminando pensando en que cada vez estaba más loca con mis pensamientos y qué más daría ser.

Extraña...


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Extraña, como una noche de invierno,

Perdida como un vagando por las calles,

Sin rumbo…

Quiero un beso tuyo como en la última madrugada, notar tus caricias,

Tus abrazos me recogían sobre ti, me apetece poder perderme en tus ojos

Mirarte y no parar de sonreír,

Poner mis dedos sobre tus labios y ver como respiras

Extraña…sólo quiero soñar

Verte…perderme entre tus brazos

Decirte que te quiero,

Que me toques el pelo cuando lo suelto de mi recogido

Que me beses y no te vayas sin decirme quien soy yo…

Extraña en una noche en la que no me encuentro

Extraña…sin saber por qué el corazón sufre

Pienso en ti y ya no so soy una extraña sólo te extraño

¿Vuelve la primavera...?


La tarde fue cayendo y pronto nos invadio la noche, las faroles se encendían, pero todo seguía igual...nadie se inmutaba la gente seguía caminando, los niños jugando en los parques con las pocas hojas de los arboles que caían, los ancianos paseaban y juntos en grupos se sentaban a ver quién pasaban por esas calles tan extreñas pero a la vez tranquilas y seguras para lo viandantes.



Un día no muy lejano a hoy un buen amigo me dijo que la primavera había vuelto, en ese momento imagine miles de escenas que había vivido en verano, parte del otoño y lo que me gustaria que fuese del invierno y comprendí que debes de vivirlo para disfrutar de ese momento, dejar que nuestro reloj de arena vaya desprendiéndose de cada granito hasta ver que cae el último de éstos y en ese momento disfrutar aún más de las cosas.





Los jovenes gozan de poder estar juntos cada segundo y lo aprovechan.





Este amigo mio, me decía ¿por qué no salés hoy a la calle con el sol y el calor que hace?Yo le respondí que debía de hacer una pila de cosas pendientes, aquello que aparcamos porque queremos retrasar lo maximo y finalmente debes hacer porque sino se te come.





El miedo en ocasiones es como una pila de cosas pendientes, debemos de enfrentarnos a él, ser guerreros y resguardar todo aquello por lo que hemos luchado, esos sueños que cuando eres pequeños, introduces en una capsula del tiempo y veinte años depués la abrés.


Cuando ha pasado ese tiempo quizás no se hayan cumplido los sueños o deseos que de niño deseabas, pero sea por lo que sea tú has luchado por otros, que quizás se acercaban más a tus gustos y que junto a tí y los tuyos te han ayudado a luchar para conseguirlos. En ese momento el miedo lo vencemos, porque somos más fuertes, aunque debo de confesar que el miedo, es una particula que por siempre estará con nosotros sólo debes de enfrentarte a él, y saber capearlo, como hace el capitán del barco cuando hay temporal.





Con estó sé que la primavera no ha llegado, queda nada para ello, pero quiero aprovechar cada momento sin miedo de lo próximo que yo desconozco, qué será y quién estará, hoy sólo recuerdo los momentos que más feliz me han echo sentir esta semana, los que me han echo llorar y que gracias a ellos soy más fuerte.





Como le dije a una amiga, brindo por el romanticismo, porque si no lo hubiera descubierto, ahora no pensaría en tu visita de la forma que lo hago, no olvido, las risas y los brazos que cada vez estoy más contenta de ser yo la protagonistas de ellos.




LUNILU


Una noche estrellada y tranquila...


Una noche de verano, estrellada y tranquila como hoy, una noche de verano hace hoy que no te veo.
Una tranquila y estrellada noche, tus brazos protegían como muralla, mi persona, de que nadie me hiciera daño, cuando quien realmente me hacía daño eras tú.
Tus besos me quemaban de forma que desde mis entrañas, nunca deseaba que se alejasen de mí, la protección que me ofrecías me hacía prisionera del sueño más dulce y a la vez más angustioso en el que la joven princesa lograba salvarse de la malvada bruja y llegar a los brazos del atractivo príncipe, mi cabeza ensimismada con tus palabras, las cuales cada vez me hacían más esclavas de tu amor, no me permitían discernir entre un sueño, un cuento…y la pura y realidad. Esa realidad de la que tantas veces hemos intentado escabullirnos e intentar detener el tiempo del viejo reloj de arena, que con cada minúsculo y dorado granito de arena, nos hace percatarnos que nuestro sueño se acaba y sólo somos meros prisioneros del tiempo, y como no, yo incondicionalmente prisionera tuya, de tus brazos, tus besos, tus miradas…y de está dulce y cálida noche en la que hoy me hallo escribiéndote, está misma y estrellada noche fui tuya y tú por siempre fuiste mío, en mi memoria, mi corazón, mi persona…
La pasión con la que tus ojos me miraban, me daban el calor que mi cuerpo necesitaba, en esa dulce pero fría noche de verano. Tu veneno poco a poco me va consumiendo, pero nuestra promesa de amor nos mantendrá por siempre prisioneros de nuestros corazones, esclavos de nuestras miradas, y las estrellas serán seña de nuestro recuerdo y nunca olvido.
La luna, claro reflejo de lo que siento, me recuerda el balancín en el que me encontraba, yo recostada sobre tus brazos, la miro y te recuerdo mirándome y volviéndote loco por no conseguir el fruto que de mi nacía, hoy recostada sobre la hamaca lloro por no tenerte a mi lado y ver tu mirada, dándome ese calor y cariño que hace hoy una noche de verano me dabas, pero ser esclava sólo tuya, dice de mí que eres tú mi único sol, la única estrella a la que iluminas…los ojos se me van cerrando…¿Quizás llego la hora de poner de remedio a este veneno?
En momentos pienso en ti, en lo que hubiera sido de nosotros, de dos corazones esclavos, que uno necesita alguien a quien amar y el otro pide a gritos un timón en su vida.
La extrañas circunstancias, obligan a que todo fluya a su debido tiempo, las estrellas guían a los perdidos en su camino, en busca de algo que les de una respuesta.
Trato de imaginar tu vida y mi vida unidas por algo tan especial como es el amor y cariño que nos profesamos, haciéndolo lo más hermoso de este mundo, pero afortunadamente mi corazón debe de ser fuerte, hace hoy una noche de verano me tuviste, las estrellas te guiaron hacía mí, yo fui el sentido de tu locura y pasión, mientras tú…tú fuiste más que el camino en busca de sentido, fuiste mi salvación y al a vez ahogo, fuiste fruta de la pasión y fuego en mi cuerpo, pero hoy una noche de verano como la que yo fui tuya escribo, la culpa de mí locura y amargura.
El no tenerte entre mí, me hace cada vez más dichosa al recordarte y desgraciadamente quererte, la dama más triste de esta noche, en la que la luna es testigo de mi firma. Ella sólo ella entiende y escucha mis mil lamentaciones, por despertar un día y ver como me arrebatan de tus brazos, hoy cumplo mi condena el quererte y no tenerte, el haberte tenido no haberte querido. Las estrellas encuadran el camino que debo coger, el adiós de mi corazón, el adiós que dice mi alma y fe. Las lagrimas que hoy caen de mis brillantes ojos, esos ojos que una noche como hoy te volvieron loco, son símbolo del amor que hoy te prometo.
Mi más preciado tesoro me despido de ti, reclamándote la pócima de este sufrimiento del cual creo sólo tú puedes salvarme.